Este proceso normalmente suele durar alrededor de una hora. El protocolo que se sigue es el que detallamos a continuación: suministramos una medicación preoperatoria que habitualmente incluye antibiótico, analgésicos y una sedación consciente. Por ello es aconsejable que tras la intervención no conduzca ni tome bebidas alcohólicas. En caso de desear otro tipo de sedación o anestesia general, puede comentarlo con su médico implantólogo. Una vez anestesiado, se prepara un lecho en el hueso con la forma de los implantes que, como sabe, están fabricados con titanio puro.
Tras la intervención se facilitan instrucciones acerca del tipo de alimentación y medicación post-operatoria. Dependiendo de la calidad del hueso y del protocolo escogido, tras la colocación de los implantes se precisa de un tiempo de espera para conseguir la completa curación del hueso. Este proceso se conoce como osteointegración y significa que el hueso acepta el implante como propio y se suelda a su superficie. En los casos más favorables, por ejemplo en los sectores anteriores de la mandíbula, podemos colocar los dientes en un periodo muy corto (1 día) tras la inserción de los implantes. En los casos en los que el hueso es blando o escaso, le aconsejaremos un tiempo de espera mayor para colocar los dientes. Tras un tiempo de espera dedicado a la integración del implante, cuya extensión determinará su doctor, abriremos la encía para enroscarle una pieza o pilar que conecte el implante con la boca. En algunos casos el pilar se coloca ya en un primer tiempo: es lo que conocemos como implantes en una fase.